El gobierno del Reino Unido ha tomado una decisión inesperada pero contundente: abandonar oficialmente su plan para implementar una «taxonomía verde», un marco regulatorio que pretendía clasificar qué actividades económicas pueden considerarse sostenibles desde el punto de vista ambiental.
Esta medida, anunciada el 15 de julio, ha generado debate en toda Europa y en el mundo financiero. ¿Qué implica este cambio y qué podemos esperar a nivel global?
¿Qué era la «taxonomía verde»?
La taxonomía verde es una herramienta regulatoria diseñada para guiar las inversiones hacia actividades económicas sostenibles. Busca ofrecer claridad y evitar el “greenwashing” —es decir, aparentar sostenibilidad sin sustento real—.
Inspirada en el modelo europeo, la versión británica pretendía establecer criterios claros sobre qué podía considerarse una inversión ambientalmente responsable. Sin embargo, el gobierno británico consideró que su implementación era demasiado compleja, costosa y poco efectiva para acelerar la transición energética del país.
¿Por qué Reino Unido decide cancelarla?
Según el Tesoro británico, la decisión se basa en dos razones principales:
- Exceso de complejidad normativa: La clasificación exigía a las empresas recopilar y reportar una gran cantidad de información técnica, generando una carga regulatoria innecesaria.
- Baja utilidad práctica: Se consideró que los beneficios reales de la taxonomía no justificaban los costos operativos para el sector financiero ni contribuían eficazmente a los objetivos climáticos.
En su lugar, el gobierno anunció que adoptará estrategias más ágiles y orientadas al mercado para promover la inversión sostenible, manteniendo su compromiso con los objetivos net zero.
¿Una señal para Europa?
Esta decisión británica ocurre en un contexto más amplio: la Unión Europea también está enfrentando presiones para simplificar sus marcos de sostenibilidad, en especial el sistema de reportes ESG (Ambiental, Social y de Gobernanza).
Empresas pequeñas y medianas han expresado dificultades para cumplir con las exigencias del Reglamento de Taxonomía y el nuevo CSRD (Directiva de Reportes de Sostenibilidad), lo que ha llevado a Bruselas a plantear reformas.
¿Qué impacto tiene esta decisión?
🌱 Para el Reino Unido:
- Mayor flexibilidad regulatoria.
- Menor carga administrativa para empresas.
- Posibilidad de atraer inversiones con menos trabas burocráticas.
🌍 Para el resto del mundo:
- Abre el debate sobre la efectividad real de las taxonomías verdes como herramienta.
- Puede influir en otros países que evalúan alternativas más simples y eficaces.
¿Qué opinan los expertos?
Mientras algunos expertos celebran la decisión como una forma de desburocratizar la transición ecológica, otros advierten que sin estándares claros, se corre el riesgo de retroceder en materia de transparencia y confianza del consumidor.
Conclusión
La cancelación de la taxonomía verde en Reino Unido marca un punto de inflexión en la conversación global sobre sostenibilidad e inversiones responsables. Si bien no significa el abandono de los compromisos climáticos, sí redefine el cómo se ejecutarán.
Desde Econegocios, seguiremos atentos a cómo evolucionan estos marcos y qué oportunidades representa este cambio para emprendedores, empresas y actores del sector sostenible.